Reproducido de ABC 30/09/2014
Tomar apuntes en la universidad es fundamental para quien escucha una clase magistral de una hora, una conferencia de un profesor emérito, estudia para un examen, prepara una presentación o planea escribir un ensayo. Según Dominic O’Brien, ocho veces campeón mundial de memoria y autor del libro «Cómo aprobar los exámenes» (Paidós), las notas son imprescindibles porque «actúan como un filtro que nos ayuda a concentrarnos en lo importante, asignan prioridad a los asuntos de más trascendencia, y prescinden de las frases de relleno». En forma de apuntes, prosigue, «sirven de referencia rápida par los repasos de última hora, antes de los exámenes, facilitan la comprensión, y transmiten una visión global del tema».

Los mapas mentales
De una forma o de otra, los apuntes se han tomado así toda la vida. ¿O no? La cuestión es que para O’Brien, las cosas están cambiando. Y lo hacen a mejor. Según él, los apuntes «pueden y dejar de tomarse «como siempre»». «Con los apuntes líneales, los de toda la vida, uno tiene que funcionar a razón de una idea por vez. Cuando has empezado una frase, hay que continuar hasta el final. Y en demasiadas ocasiones no se saca nada en limpio. Nuestros cerebros no funcionan de esa manera: son multidimensionales».
Para no perdernos en un galimatías de gramática, semántica, puntuación y demás requisitos del lenguaje, O’Brien propone a los estudiantes que en lugar de tomar notas o apuntes, aprendan a realizar «mapas mentales». Y lo explica así: «Para realizar un mapa mental, debemos manifestar el asunto en forma de una imagen central. Los temas principales irradian de esa imagen dando una formación de árbol. Cada rama responde a una etiqueta, una forma y un color propios. De cada rama pueden irradiar otras ramas secundarias, identificadas por una imagen y/o una palabra clave. Después, las ramas principales o secundarias pueden interconectarse, en función de la intensidad de las asociaciones que existan entre ellas».
Los mapas mentales suponen una forma más útil, más visual y más práctica de aprender. «Es algo que ayuda a nuestro cerebro para que consiga representarse la información pertinente en su integridad. Es, de hecho, un método pedagógico en si mismo», asegura.